Diccionario de la Alergia

A

ADRENALINA

La adrenalina o epinefrina es el medicamento que se ha mostrado más eficaz en el tratamiento de emergencia de la anafilaxia. Por ello, decimos que la adrenalina es el fármaco de elección en el tratamiento de la anafilaxia.

Se trata de una sustancia que se produce en el cuerpo humano (es decir, es lo que llamamos una sustancia ‘endógena’): se sintetiza en las glándulas suprarrenales, especialmente en situaciones de estrés o de peligro (por ello hay quien se refiere a ella como la ‘hormona del estrés’, aunque la realidad es que en situaciones de estrés se sintetizan otras muchas sustancias, además de la adrenalina)

Sus efectos son múltiples. Entre sus acciones principales están aumentar la presión arterial (produce constricción de los vasos, y hace que el corazón lata con más fuerza y con más rapidez, efectos a los cuales llamamos inotrópico y cronotrópico positivos, respectivamente) y abrir los bronquios para mejorar el paso de aire: como puede verse, efectos que pueden resultar muy útiles cuando el organismo se prepara para una huida o para un peligro (que es, en definitiva, su función natural), pero que también resultan extraordinariamente útiles en caso de anafilaxia, ya que en la anafilaxia puede producirse una obstrucción de los bronquios (por broncoconstricción) y una caída brusca y grave de la presión arterial (en el contexto de lo que llamamos ‘shock anafiláctico’).

Además la adrenalina también contribuye a disminuir la hinchazón de piel y mucosas, y bloquea la liberación de sustancias por parte de las células implicadas en la anafilaxia (como mastocitos y basófilos).

Por este motivo, la adrenalina es el fármaco de elección recomendado en todas las guías internacionales para el tratamiento de la anafilaxia, y, además, debe administrarse de forma precoz, pues se ha visto que mejora la supervivencia (fundamentalmente, por esos efectos referidos de prevenir o revertir la broncoconstricción y por aumentar la presión arterial).

Antes se solía utilizar por vía subcutánea, pero se ha comprobado que se consigue un efecto más rápido si se administra por vía intramuscular (de preferencia en la cara antero-lateral externa (vasto externo) del muslo), por lo que ésta es la vía recomendada cuando la anafilaxia ocurre fuera de un centro sanitario, y mientras se espera la llegada de asistencia sanitaria. La vía endovenosa, por su parte, se reserva para su utilización en unidades médicas especializadas.

Aeroalérgeno es uno de los términos que utilizamos en medicina para referirnos al alérgeno que, transportado por el aire, puede entrar en contacto con las vías respiratorias del ser humano u otras mucosas, y producir una alergia respiratoria.

El término aeroalérgeno incorpora, como puede verse, el prefijo aero-, que hace referencia a su vinculación con el aire. Es un término tremendamente utilizado en la disciplina de Alergología, aunque, por su especificidad, ni siquiera aparece en el Diccionario de Términos Médicos de la Real Academia Nacional de Medicina (y tampoco, lógicamente, en el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española, pues este último tiene un carácter más general).

Esta denominación puede emplearse, pues, para referirnos a esas sustancias vehiculizadas por el aire que pueden causar alergia al ser inhaladas por las personas.

Entre ellas, lógicamente, los pólenes y las partículas procedentes de los ácaros del polvo doméstico (a las que, en sentido amplio, nos referimos de forma genérica como ‘ácaros del polvo doméstico’, pero que realmente se trata de sus excretas y de fragmentos de sus cuerpos) o de otros artrópodos (como las cucarachas), pero también otras de procedencia diversa como los epitelios y pelos de animales, hongos (cuyas esporas pueden igualmente ser vehiculizadas por el aire), o incluso partículas de látex.

B

C

CELIAQUÍA

La celiaquía es una enfermedad secundaria a una intolerancia permanente al gluten, de causa inmunológica. El gluten es una proteína que está presente en la semilla de muchos cereales, como trigo, cebada, avena y centeno. Esta proteína (que suele presentarse unida a almidón) es la responsable de que la masa de harina tenga elasticidad, de modo que cuando se estira tiende a recuperar su forma original, y contribuye a que con la fermentación el pan obtenga volumen, así como la consistencia esponjosa del pan y de otros productos derivados de la harina.

La gliadina es la facción del gluten responsable de problema: cuando es ingerida por el enfermo, desencadena una respuesta inmunológica que condiciona atrofia de las vellosidades del intestino delgado (las cuales juegan un papel fundamental en la absorción de los alimentos), lo que provoca que algunos nutrientes no se absorban adecuadamente, y ello da lugar a desnutrición y avitaminosis (carencia de vitaminas) en grados variables.

Lo síntomas clínicos de la enfermedad son muy diversos, pero las principales manifestaciones está relacionadas con esa malnutrición condicionada pro la malabsorción. Puesto que la reacción inmunológica no está mediad por IgE, estos enfermos no padecen anafilaxia como consecuencia de la ingesta de gluten: los efectos nocivos sobre el organismo no son tan inmediatos, sino más a largo plazo, derivados de ese deterioro crónico de la superficie interna del intestino desgado que impide que este órganos pueda cumplir satisfactoriamente con su función (que es la correcta absorción de los nutrientes).

No puede descartarse que la activación continuada del sistema inmunológio como consecuencia de la ingesta de gluten pueda condicionar daños en otros órganos o tejidos, pero la más frecuente y mejor conocida es la atrofia de las vellosidaddes del intestino delgado, hasta el punto de que la biopsia del intestino es necesaria para confirmar el diagnóstico.

Por suerte, si las personas que padecen celiaquía se abstienen de tomar gluten, las vellosidades del intestino se recuperan y pueden hacer una vida completamente normal, simplemente con mantener una dieta sin gluten. Existen cereales, como el arroz, el maíz, la soja, el mijo y otros que no contienen gluten y pueden tomarlos sin ningún problema. No obstante, en una sociedad como la nuestra, en la que el trigo y sus derivados tienen un protagonismo enorme en la dieta, la abstención de gluten supone ser muy cuidadoso con lo que se come, escudriñar con cuidado la composición de lo que se compra y ser meticuloso en la preparación de alimentos.

Además aunque existen alternativas a los productos de trigo, elaborados con harina de maíz o de arroz su utilización de forma rutinaria supone un desembolso económico significativo para las personas celíacas, respecto al gasto que implica la cesta de la compra de alguien que no padezca esta enfermedad.

D

DERMATITIS

ADRENALINA

La adrenalina o epinefrina es el medicamento que se ha mostrado más eficaz en el tratamiento de emergencia de la anafilaxia. Por ello, decimos que la adrenalina es el fármaco de elección en el tratamiento de la anafilaxia.

Se trata de una sustancia que se produce en el cuerpo humano (es decir, es lo que llamamos una sustancia ‘endógena’): se sintetiza en las glándulas suprarrenales, especialmente en situaciones de estrés o de peligro (por ello hay quien se refiere a ella como la ‘hormona del estrés’, aunque la realidad es que en situaciones de estrés se sintetizan otras muchas sustancias, además de la adrenalina)

Sus efectos son múltiples. Entre sus acciones principales están aumentar la presión arterial (produce constricción de los vasos, y hace que el corazón lata con más fuerza y con más rapidez, efectos a los cuales llamamos inotrópico y cronotrópico positivos, respectivamente) y abrir los bronquios para mejorar el paso de aire: como puede verse, efectos que pueden resultar muy útiles cuando el organismo se prepara para una huida o para un peligro (que es, en definitiva, su función natural), pero que también resultan extraordinariamente útiles en caso de anafilaxia, ya que en la anafilaxia puede producirse una obstrucción de los bronquios (por broncoconstricción) y una caída brusca y grave de la presión arterial (en el contexto de lo que llamamos ‘shock anafiláctico’).

Además la adrenalina también contribuye a disminuir la hinchazón de piel y mucosas, y bloquea la liberación de sustancias por parte de las células implicadas en la anafilaxia (como mastocitos y basófilos).

Por este motivo, la adrenalina es el fármaco de elección recomendado en todas las guías internacionales para el tratamiento de la anafilaxia, y, además, debe administrarse de forma precoz, pues se ha visto que mejora la supervivencia (fundamentalmente, por esos efectos referidos de prevenir o revertir la broncoconstricción y por aumentar la presión arterial).

Antes se solía utilizar por vía subcutánea, pero se ha comprobado que se consigue un efecto más rápido si se administra por vía intramuscular (de preferencia en la cara antero-lateral externa (vasto externo) del muslo), por lo que ésta es la vía recomendada cuando la anafilaxia ocurre fuera de un centro sanitario, y mientras se espera la llegada de asistencia sanitaria. La vía endovenosa, por su parte, se reserva para su utilización en unidades médicas especializadas.

Aeroalérgeno es uno de los términos que utilizamos en medicina para referirnos al alérgeno que, transportado por el aire, puede entrar en contacto con las vías respiratorias del ser humano u otras mucosas, y producir una alergia respiratoria.

El término aeroalérgeno incorpora, como puede verse, el prefijo aero-, que hace referencia a su vinculación con el aire. Es un término tremendamente utilizado en la disciplina de Alergología, aunque, por su especificidad, ni siquiera aparece en el Diccionario de Términos Médicos de la Real Academia Nacional de Medicina (y tampoco, lógicamente, en el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española, pues este último tiene un carácter más general).

Esta denominación puede emplearse, pues, para referirnos a esas sustancias vehiculizadas por el aire que pueden causar alergia al ser inhaladas por las personas.

Entre ellas, lógicamente, los pólenes y las partículas procedentes de los ácaros del polvo doméstico (a las que, en sentido amplio, nos referimos de forma genérica como ‘ácaros del polvo doméstico’, pero que realmente se trata de sus excretas y de fragmentos de sus cuerpos) o de otros artrópodos (como las cucarachas), pero también otras de procedencia diversa como los epitelios y pelos de animales, hongos (cuyas esporas pueden igualmente ser vehiculizadas por el aire), o incluso partículas de látex.

CELIAQUÍA

La celiaquía es una enfermedad secundaria a una intolerancia permanente al gluten, de causa inmunológica. El gluten es una proteína que está presente en la semilla de muchos cereales, como trigo, cebada, avena y centeno. Esta proteína (que suele presentarse unida a almidón) es la responsable de que la masa de harina tenga elasticidad, de modo que cuando se estira tiende a recuperar su forma original, y contribuye a que con la fermentación el pan obtenga volumen, así como la consistencia esponjosa del pan y de otros productos derivados de la harina.

La gliadina es la facción del gluten responsable de problema: cuando es ingerida por el enfermo, desencadena una respuesta inmunológica que condiciona atrofia de las vellosidades del intestino delgado (las cuales juegan un papel fundamental en la absorción de los alimentos), lo que provoca que algunos nutrientes no se absorban adecuadamente, y ello da lugar a desnutrición y avitaminosis (carencia de vitaminas) en grados variables.

Lo síntomas clínicos de la enfermedad son muy diversos, pero las principales manifestaciones está relacionadas con esa malnutrición condicionada pro la malabsorción. Puesto que la reacción inmunológica no está mediad por IgE, estos enfermos no padecen anafilaxia como consecuencia de la ingesta de gluten: los efectos nocivos sobre el organismo no son tan inmediatos, sino más a largo plazo, derivados de ese deterioro crónico de la superficie interna del intestino desgado que impide que este órganos pueda cumplir satisfactoriamente con su función (que es la correcta absorción de los nutrientes).

No puede descartarse que la activación continuada del sistema inmunológio como consecuencia de la ingesta de gluten pueda condicionar daños en otros órganos o tejidos, pero la más frecuente y mejor conocida es la atrofia de las vellosidaddes del intestino delgado, hasta el punto de que la biopsia del intestino es necesaria para confirmar el diagnóstico.

Por suerte, si las personas que padecen celiaquía se abstienen de tomar gluten, las vellosidades del intestino se recuperan y pueden hacer una vida completamente normal, simplemente con mantener una dieta sin gluten. Existen cereales, como el arroz, el maíz, la soja, el mijo y otros que no contienen gluten y pueden tomarlos sin ningún problema. No obstante, en una sociedad como la nuestra, en la que el trigo y sus derivados tienen un protagonismo enorme en la dieta, la abstención de gluten supone ser muy cuidadoso con lo que se come, escudriñar con cuidado la composición de lo que se compra y ser meticuloso en la preparación de alimentos.

Además aunque existen alternativas a los productos de trigo, elaborados con harina de maíz o de arroz su utilización de forma rutinaria supone un desembolso económico significativo para las personas celíacas, respecto al gasto que implica la cesta de la compra de alguien que no padezca esta enfermedad.

DERMATITIS